Muchas veces he admitido que por bastante tiempo fui un analfabeto emocional, a pesar de haber estudiado dos carreras universitarias y varios cursos profesionales. Hoy existen millones de personas rendidas a la frustración porque su voz fue silenciada durante la niñez. Y aunque de mayores todavía podemos resolver algunos asuntos de la conciencia, resulta imperdonable no dar cauce a toda la experiencia previa para formar jóvenes emocionalmente inteligentes y equilibrados.
Como expliqué en el libro “El analfabeto emocional”, en el mundo existen algunas iniciativas, pero todavía inconcebiblemente tímidas, muy limitadas geográficamente. Y como mi pasión es colaborar en la transformación de mentalidades, creencias e historias de vida, apuesto por un nuevo modelo educativo que integre la formación tradicional con la emocional.
Como dijo el psicólogo John Gottman, “la ciencia ha descubierto el rol que las emociones juegan en nuestras vidas (…) Más que el cociente intelectual, la conciencia emocional y habilidades para controlar sentimientos, determinarán nuestro éxito y felicidad en todos los ámbitos de la vida…”.
Esta misma semana, las fundaciones Tigo e Ismael Cala estrenamos un programa de inteligencia emocional en cinco institutos públicos de Ciudad de Guatemala. El tema es una asignatura pendiente en el desarrollo de niños y adolescentes de bajos recursos, porque ellos serán los líderes políticos, sociales y empresariales del futuro.
La idea es que alumnos y profesores incrementen su autoconocimiento, destrezas, potencial de liderazgo, empatía y consideración del otro, a través de iniciativas de emprendimiento. Y también que disminuya la violencia en zonas habitualmente muy golpeadas. Este proyecto incluye un Aula de Liderazgo, con áreas de emprendimiento, para que los alumnos interactúen, investiguen y fomenten la creatividad.
Guatemala ha sido el primer país en implementar el programa, pero no será el único. Vamos a replicarlo en toda América Latina y en escuelas de alta concentración de hispanos en Estados Unidos y Canadá.
Solo hemos sembrado una semilla. El objetivo es multiplicar el método de trabajo y que decenas de voluntarios reproduzcan la experiencia en todas las regiones y escuelas. Ha sido uno de los momentos más inolvidables y felices de mi vida; es un sueño largamente acariciado, que hemos conseguido poner en marcha gracias al trabajo en equipo. Liderazgo es influencia, acción y servicio.
Por Ismael Cala
@cala
Periodista, escritor, productor, presentador de radio y televisión, autor inspiracional y conferencista