POR ISMAEL CALA
@CALA
Los días parecen volar en medio de este agitado mundo. Perdemos la noción de las horas y los minutos, pero lo peor es que, en reiteradas ocasiones, consumimos gran parte del tiempo alejados del hogar, muchas veces trabajando, yendo tras un anhelo, ignorando el perjuicio que implica para la familia. ¡El más abarcador de los sueños no justifica resentir los lazos filiales!
Luchar por aquello que soñamos es intentar ser mejores personas y ascender en la escala de valores. Eso nadie lo duda. Sin embargo, el éxito nunca será completo si se logra tras el sacrificio del cariño y la felicidad de los seres más allegados o poniendo en peligro la propia salud física o mental.
Lo más triste es que, en la mayoría de los casos, no se produce por una intención predeterminada o por el deseo insano de soslayar a las personas más queridas. Lo lamentable es que acontece por descuido, por permitir que las tareas nos absorban, sobre todo si perseguimos un propósito por el cual estamos dispuestos a no escatimar esfuerzos.
Cualquiera puede ser víctima ahora mismo de una situación tan desagradable como esa. Propongo, entonces, que de vez en cuando hagamos un alto en el camino y nos respondamos algunas preguntas: ¿Cuándo fue la última vez que me senté a la mesa con mi familia? Si tengo hijos, ¿desde cuándo no juego con ellos? ¿Qué tiempo hace que no salimos a pasear juntos? ¿Estoy al tanto de sus resultados escolares?
La falta de organización a la hora de enfrentar la vida —¡porque es falta de organización!— provoca además que descuidemos nuestro propio bienestar y que traslademos a segundos planos aspectos tan importantes como la salud.
Sería provechoso cuestionarnos: ¿Cómo anda mi salud? ¿Qué dice mi cuerpo? ¿Se queja? ¿Tengo necesidad de ir al médico? ¿Necesito relajarme? ¿Me vendrían bien unas vacaciones? ¿Estoy quemando salud por alcanzar más bienes materiales?
Estos deben ser cuestionamientos recurrentes. Lo ideal es que formen parte de una reflexión diaria. Las respuestas, valientes y sinceras, por supuesto, nos tendrán al tanto de todo lo positivo o negativo que puede desprenderse de nuestras acciones, en medio de este mundo bello pero estresante. Nos permitirán corregir el camino y marchar seguros hacia la completa consecución del éxito y la felicidad, no solo nuestra, sino de todos aquellos que nos rodean y aman.