El paréntesis en el pago de la deuda estudiantil en Estados Unidos aplicado durante la pandemia llega este viernes a su fin, dejando a muchos ciudadanos ante la incertidumbre de cómo afrontarlo y al Gobierno con la voluntad expresa de mantener su lucha en favor de más ayudas.
Esa pausa comenzó en marzo de 2020, bajo la Administración del republicano Donald Trump, y su sucesor, el demócrata Joe Biden, la ha ampliado hasta que el acuerdo bipartidista ratificado en junio para elevar el límite de endeudamiento puso como condición que se retomaran los desembolsos.
Los intereses de los préstamos comenzarán a acumularse este 1º de septiembre y los pagos se reiniciarán en octubre.
El pasado junio, el Tribunal Supremo tumbó el plan de Biden de $400.000 millones que habría cancelado hasta $20.000 en préstamos estudiantiles federales para 43 millones de personas.
El plan B del Ejecutivo se asienta en tres ejes, entre ellos el programa SAVE, que fija la cantidad mensual a devolver en el nivel de ingresos de la persona y adelanta la condonación completa del dinero, y un periodo de transición de un año.
La Administración Biden también recurre a un nuevo proceso de elaboración de normas llamado «reglamentación negociada», que se apoya en una amplia participación pública y expertos no federales para debatir ideas y llegar a una vía.
«Queremos asegurarnos de que damos a los que están endeudados la oportunidad de ponerse en pie de nuevo», subraya el secretario de Educación, Miguel Cardona.
La joven estadounidense Yadira Castillo, de 30 años, analiza cómo cerrar su préstamo: «Voy a pensar si quiero pagarlo como lo estaba pagando antes o reducirlo y tratar de pagarlo poco a poco».
Terapeuta, trabajadora en una clínica y de orígenes mexicanos, tiene pendientes aún unos 10.000 dólares.
Fuente: EFE
Foto crédito: Telemundo