Los seres humanos somos una consecución de avances físicos e intelectuales. Las innovaciones científicas nos han permitido ampliar la esperanza de vida y los médicos nos indican nuevos hábitos para estar más sanos.
Sin embargo, con el paso de los años, mantenemos muchas rutinas. Una prueba es el artículo “Vuelva usted mañana”, escrito en 1833 por el famoso periodista español Mariano José de Larra, que destaca cómo las personas tendemos a procrastinar nuestras obligaciones, sumidos en la pereza. No hemos cambiado tanto, ¿no?
Los expertos plantean que la procrastinación es uno de los grandes problemas de la educación. El psicólogo Tim Pychlyl, de la Universidad de Carleton (Canadá), subraya que mantener tal hábito puede incidir en el abandono escolar y en la salud física y mental. Precisamente, el poeta británico William Cowper aseguraba que “una persona perezosa es un reloj sin agujas, siendo inútil tanto si anda como si está parado”.
Un estudio realizado por Jean Daunizeau y Marie Devaine, del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de París, trata de demostrar qué nos motiva a cambiar de actitud.
Los expertos descubrieron que mantenemos dos tendencias. Por una parte, asumimos como propias las creencias de otras personas. Por otra, existe una gran influencia social que nos hace cambiar de pensamiento y asimilar el de quienes nos rodean. Así, cuando vemos que otros se muestran falsamente exitosos, a pesar de procrastinar, o si tenemos la presión de amigos para aletargar una tarea, asociamos que la pereza no es negativa.
La Universidad de Harvard realizó el pasado año un informe en el que proponía dos consejos para evitar procrastinar. Primero, hacer una lista de pros y contras en la que evaluemos las consecuencias de dejar una tarea para más adelante. Y segundo, automotivarnos, darnos pequeños premios cuando terminamos una tarea que detestamos.
Me gustaría añadir otros dos tips: crear fechas límites, en las que impliques a otra persona, y mezclar las obligaciones que te apasionan con las que dejarías pasar; de tal manera que, cada vez que termines con una tarea que puede haber afectado a tu estado de ánimo, la siguiente te ayudará.
Podemos continuar con la evolución del ser humano, adoptando nuevos hábitos que potencien nuestro desarrollo personal. La sociedad debe recordar aquel “vuelva usted mañana” como una anécdota de un modo de vida anticuado.
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