Llegada de Guatemala hace más de diez años, esta treintañera quien hoy estudia Administración de Empresas, es un ejemplo de cómo se puede superar el trauma de la inmigración y aprender de la experiencia para ayudar a otros.
Habiendo vivido la frustración de no poder comunicarse con el mundo dominante que la rodea por el hecho de no hablar el mismo idioma, Marcia pudo entender el sentimiento de exclusión para extender los límites de la tolerancia y ponerse en los zapatos de quienes aún la sufren y descubrió el mundo del lenguaje de señas, un idioma que a su juicio debería ser oficializado y generalizado por su propia riqueza comunicativa.
Actualmente, forma parte de Hands of Harmony, una iniciativa con fines educativos que básicamente está dirigida a personas oyentes.
¿Qué es Hands of Harmony?
El objetivo de Hands of Harmony es mostrar al mundo y a las personas que escuchan, la belleza e importancia del lenguaje de señas. Hacemos presentaciones a lo largo y ancho de Maryland, en casas de retiro, hospitales, iglesias, en las que traducimos al lenguaje de señas canciones patrióticas, religiosas, o clásicas, que la gente va a reconocer, pero también interpretamos canciones más contemporáneas, dependiendo del público que nos ve donde quiera que nos llamen.
¿Cómo comenzó?
Comenzó en 2004 siendo un club de la Anne Arundel Community College integrado por miembros de esta universidad, pero poco a poco se fueron uniendo personas de afuera, y llegó un momento en que decidimos conformar una fundación non profit independiente, un grupo pequeño conformado por 13 personas, todos voluntarios.
¿Qué la impulsó a ser voluntaria en esta iniciativa?
Comencé a hacerlo porque tenía un amigo sordomudo con problemas de autoestima, que se sentía siempre excluido, quería ayudarlo a sentirse mejor y decidí tomar clases de lenguaje de señas y entré al grupo en 2012.
Al principio lo tomé como un hobby, pero hoy en día es algo que hago por amor a esta forma de comunicación.
Las personas sordomudas son también una minoría, pero no por razones de color, religión o nacionalidad, sino por el hecho de que son excluidos y tratados como discapacitados. Ser parte de Hands of Harmony me ha permitido levantar esa bandera y exponer la necesidad de dar a conocer ese mundo que tenemos en medio de nuestra propia sociedad.
¿Qué considera que hay que mostrar?
Estamos hablando de una forma de expresión muy rica, que es una lástima que no haya sido reconocida como un lenguaje oficial, cuando tiene su gramática, estructura y vocabulario aunque no es un idioma universal. Hay diferencias entre países e incluso entre un estado y otro. Cambian algunas expresiones, es como tener el acento o “slang” dentro de un país o región.
¿A lo largo de su trayectoria, qué reacciones ha obtenido de personas que son sordas y no pueden escuchar la música, pero al menos pueden entenderla gracias a ustedes?
Al recibir una canción, el himno nacional o cualquier tipo de música en su lenguaje, primero, se acercan a nosotros dándonos gracias por el hecho de intentar aprender; segundo, se sienten cómodos porque reciben información en su propia lengua, no tienen que leer labios, ni tratar de entender lo que pasa a su alrededor; y tercero, es una forma de fomentar amistades y relaciones. Para la mayoría ha sido una sorpresa agradable y una forma de sentirse parte de la sociedad en donde interactúan los dos lenguajes, y para nosotros algo muy satisfactorio.
¿Le costó mucho aprender inglés cuando llegó de Guatemala? ¿Fue eso un incentivo para ponerse en los zapatos de las personas sordas?
Aunque lo aprendí bastante rápido porque me esforcé mucho, fue muy frustrante al principio porque sentía que no podía comunicarme con otras personas. Definitivamente me pude identificar con las personas sordomudas, y con la sensación ser un excluido en un ambiente donde domina un lenguaje que no es el tuyo.
¿Por qué decidió venir a Estados Unidos?
Para ayudar a mi madre. Ella trabajó bastante para sacar adelante a cinco hijos y en mi mente quería retribuirle, y cuando se me presentó la oportunidad de venirme la aproveché. Llegué sola y me ayudó una amiga que ya estaba aquí. Ya han pasado 10 años y he aprendido mucho: me hice más cercana a Dios, pude entender un poco más el propósito de mi vida, he logrado estudiar, he adoptado la cultura , visto lo bueno y lo malo tanto de ésta como de la mía, he aprendido no sólo de diversidad, sino a incluir las ideas y formas de vida de los otros, y también la importancia de la familia, uno nunca deja sus raíces y aprendes a valorarlas.
Contacto:
Hands of Harmony, Sign Language
Choir of Maryland, Inc.
Contáctalos: hohslc@yahoo.com
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