Desde hace un par de semanas estaba por comentar acerca de la aparición de ChatGPT y sus implicaciones en la generación de contenidos de todo tipo. Si has estado viviendo debajo de una piedra y no sabes de qué te estoy hablando, no te agobies.
Me refiero al sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por inteligencia artificial GPT-3 desarrollado por la empresa OpenAI, el cual contiene, nada más y nada menos que 175 millones de parámetros y está entrenado con grandes cantidades de texto para realizar tareas relacionadas con el lenguaje, desde traducciones hasta la generación de guiones, poemas, cuentos, novelas, libros y hasta canciones.
Tal y como en el pasado sucedió con la aparición de la radio (decían que desaparecían los periódicos) o los servicios de entretenimiento en streaming (decían que desaparecería la televisión tal y como la conocimos), algunas personas no han tardado en señalar que este será el fin para los creadores de contenido pues serán sustituidos por esta herramienta.
Si bien muchas de estas tareas mecanizadas podrán agilizarse de forma exponencial con el ChatGPT, también es cierto que todas estas iniciativas se alimentan y subsisten gracias a los humanos que las crearon y a los humanos que las utilizan (siempre y cuando sepan hacer las preguntas adecuadas).
Nada podrá sustituir a la mayor de todas las inteligencias jamás inventada: el ingenio humano en todo su esplendor.
Lo que sí es cierto, es el carácter exponencial de masificación que ha marcado esta herramienta pues ha superado con creces a Instagram y a Tiktok al coronarse como la plataforma que más rápido ha crecido en toda la historia de internet (hasta ahora). Con apenas dos meses de haber sido lanzada, ChatGPT ya alcanzó la increíble cifra de 100 millones de usuarios (superando por mucho a Tiktok que demoró 9 meses).
También es real que esa viralidad será monetizada (ya han anunciado que tendrá una versión plus por el pago de una suscripción mensual) pero la puerta está abierta para que vengan otras iniciativas similares a ocupar la escena y se hable de que podría destronar al buscador de Google.
No temamos a la tecnología, vamos a verla como la aliada que se puede convertir para complementar nuestro máximo potencial creativo.
Siempre podremos ahorrar tiempo de investigación para usarlo en expandir nuestra zona de genialidad.
POR ISMAEL CALA
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