Durante la época veraniega es necesario hidratarse constantemente, aunque no se tenga sed, para recuperar el agua que pueda perderse con la sudoración, el calor, el ejercicio y sobre todo, para tener una piel sana, asegurar el funcionamiento óptimo de órganos, huesos, músculos, cerebro, sistema circulatorio y eliminar toxinas del organismo. Una correcta hidratación evitará calambres, golpes de calor e incluso la hospitalización por una deshidratación. Los síntomas deben ser vigilados cuidadosamente en personas vulnerables como niños, adultos mayores, mujeres embarazadas, mujeres en periodo de lactancia, enfermos crónicos o aquéllos que toman ciertos medicamentos que aumentan el riesgo de deshidratación. Para asegurar una correcta hidratación se debe evitar salir en las horas más calurosas del día, proteger la cabeza del sol con sombreros o gorras, llevar ropa ligera, reducir la intensidad y duración del ejercicio, evitar lugares mal ventilados, cerrar las persianas durante el día y controlar el peso. Es importante aprender a reconocer los signos de deshidratación y golpes de calor como dolor de cabeza, fatiga y sed. Entre el 70 y el 80% del agua que consumimos viene de las bebidas y el 20-30% de los alimentos. Se recomienda beber entre 2 y 2,5 litros de agua al día por sobre otros líquidos para potenciar la desintoxicación del cuerpo, comer alimentos que sean ricos en agua y evitar el exceso de alcohol. ¡Hidrátate este verano!
15 de noviembre de 2024
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