Faltan sólo 90 días para que termine la cuenta regresiva de una crisis económica para millones de estadounidenses, incluidos muchos hogares latinos.
El primero de mayo vence la moratoria federal de la que se benefician 43 millones de estudiantes con deudas escolares federales, como parte de una extensión aprobada por la administración Biden para atender la emergencia económica causada por la pandemia de COVID.
La moratoria inicial fue aprobada en marzo del 2020 por la administración Trump, lo cual permitió a miles de beneficiarios a no pagar ni el principal ni los intereses de sus deudas, pero a partir de abril empezarán a recibir las facturas de pagos. En todos los casos, la moratoria no aplicó a estudiantes con deudas privadas.
Ante esta emergencia, legisladores en la Cámara de Representantes y el Senado están haciendo un llamado al presidente Biden para que cancele hasta $50,000 dólares de deudas en préstamos estudiantiles antes que termine la moratoria y a que publique un memorando del departamento de educación que supuestamente describe la autoridad legal del gobierno para cancelar esas deudas millonarias.
“La deuda de préstamos estudiantiles ha perpetuado las desigualdades que continúan frenando a las comunidades de color y que empeoraron con la pandemia. La buena noticia es que el presidente Biden puede tomar medidas ahora a través de la Ley de Educación Superior de 1965 y transformar la vida de millones de estadounidenses”, dijo el senador Bob Menéndez durante una reciente reunión con líderes comunitarios y estudiantiles.
Ciertamente Estados Unidos tiene uno de los más altos costos de educación superior del mundo industrializado, como lo demuestran las estadísticas de la organización para la cooperación y el desarrollo (OCDE). La deuda estudiantil es una consecuencia directa del creciente costo de la educación universitaria del país, dónde la factura de una carrera de cuatro años en un colegio privado se ha duplicado desde 1990.
Un estudio del banco de la reserva federal de Minneapolis observa que el creciente costo de educación superior ha provocado una tormenta perfecta: más familias de bajos y medianos ingresos –en especial aquellas provenientes de las minorías étnicas– optan por no asistir a la universidad o eligen universidades de menor calidad ante el aumento de los costos. “Esto contribuye a una calidad promedio más baja de los cuerpos estudiantiles, ya que los estudiantes de alta calidad de familias de bajos ingresos eligen no asistir”.
El presidente Biden ofreció en su campaña cancelar hasta $10,000 de las deudas estudiantiles, pero en enero pasado ignoró una pregunta sobre el tema. En todo caso, el presidente se ha opuesto a cancelar la deuda de aquellos deudores que asistieron a universidades élite, como la Universidad de Harvard o Yale.
La realidad es que, más allá de la decisión que adopte el presidente, el actual sistema de educación superior ha creado generaciones de deudores estudiantiles que hipotecan su futuro por la falta de un sistema racional para crear equidad en el acceso a las universidades. Este paciente requiere una cirugía mayor, no sólo aspirinas.
Por José López Zamorano
Para La Red Hispana
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