A menos de 100 días de las elecciones del 8 de noviembre se inicia una cuenta regresiva que podría ser decisiva para el futuro de la comunidad de inmigrantes de Estados Unidos, en especial para aquellos de origen latino.
Si el candidato presidencial republicano gana las elecciones, eso querrá decir que es posible atacar de manera injusta, prejuiciosa e ignorante a todo un segmento de la población, en este caso los inmigrantes indocumentados mexicanos, sin pagar un costo político real.
“Esta elección va a ser decisiva para la comunidad latina porque Donald Trump y los republicanos nos quieren sacar de Estados Unidos, con el muro, con discriminación, así que para nuestra comunidad esta es la elección más importante de nuestra historia”, sostiene el ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson.
Es verdad que los blancos de los ataques del candidato republicano han sido múltiples y crecientes: mujeres, minorías, musulmanes y hasta héroes de guerra. Pero como pocas, la comunidad de votantes latinos tiene el potencial indiscutible de ser decisivo en el desenlace electoral, en especial por su peso en los estados llamados “campos de batalla”.
La Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos (NALEO) estima que 27.3 millones de adultos estadounidenses son elegibles para votar. De ese total, NALEO calcula que más de 13 millones de votantes latinos se harán presentes en las urnas el martes 8 de noviembre, una cifra record en términos del número absoluto de votantes en comparación con ciclos electorales previos.
Pero aún existen alrededor de 12 millones de ciudadanos estadounidenses de origen hispano que tristemente no están registrados para votar. Las estadísticas confirman que, una vez registrados, ocho de cada diez latinos acuden a las urnas, de allí que tiene sentido la meta que se impusieron varios grupos de registrar a un millón antes de los comicios.
Aunque hay evidencias parciales que apuntan en la dirección de un repunte en el número de registros de latinos, aún no es posible precisar cuántos lo hicieron motivados por la actitud de hostilidad hacia los latinos desplegada por Trump.
Vale la pena por ello escuchar las palabras de la inmigrante indocumentada mexicana Astrid Silva, quien representó a la comunidad de inmigrantes durante la Convención Demócrata de Filadelfia. Cuando se le preguntó que sentía por las palabras de Trump contra los mexicanos, su respuesta es una lección de sentido común.
“No me da coraje lo que él dice. Puede decir lo que quiera. Pero nuestra comunidad que no quiere registrase a votar, que no quiere hacerse ciudadanos, esas son las personas que tenemos que decirles, ¿por qué no lo están haciendo?… Necesitamos de nuestros tíos, primos, ellos son lo que van realmente a hacer la diferencia”, comentó Astrid.
Las cartas están puestas sobre la mesa y hay mucho en juego. Se trata de decidir entre dos visiones del futuro de Estados Unidos, una visión inclusiva y otra excluyente. Cada quien debe tomar su decisión al momento de votar, pero no hay excusa para no participar en una elección que podría cambiar más que otras el curso y la historia de este país.
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