POR ISMAEL CALA
@CALA
¿Qué es la felicidad? Esta pregunta ha movido siempre el interés de psicólogos, filósofos, religiosos, literatos y hasta de políticos. No pocos han dedicado parte de su tiempo a tratar de definir este concepto.
Desde mi punto de vista, la felicidad es un estado emocional que el ser humano disfrutado cuando lo domina la paz interior, el confort y la satisfacción personal. Es la sensación interna de gozo que se experimenta cuando se cumple un sueño y logramos un objetivo en la vida. ¡En ese momento somos felices!
La definición no es tan difícil, sin embargo, cuando nos preguntamos si existe la felicidad completa. Las cosas se enredan más, porque la sensación interna de gozo concierne, en lo fundamental, a la espiri-tualidad del ser humano.
Escribe Pablo Coelho: «En el transcurso de todos estos años, he convivido con todo tipo de personas: ricas, pobres, poderosas y acomodadas. En todos los ojos que se cruzaban con los míos, siem -pre me pareció que faltaba algo».
Sigmund Freud, el famoso psicoanalista, afirmaba que «la búsqueda de la felicidad sería algo utópico, pues, para que exista, no puede depender del mundo real, donde la persona puede tener experien -cias como el fracaso. Por lo que lo máximo que el ser humano podría lograr sería una felicidad parcial».
Dos personas de talentos extraordinarios, de diferentes épocas y profesiones, plantean lo mismo, a su manera: la felicidad completa no existe. ¡Así es como debe ser! Si en esta vida tuviéramos la posibi -lidad de convertirnos en seres completamente felices, ¿con que propósitos vamos a luchar? Nos convertiríamos en seres risueños, pero inútiles.
Logramos un sueño y nos sentimos felices. ¡Eso es bueno! Disfruta -mos ese momento de éxito, pero ya, de inmediato, debemos prepa-rarnos para ascender a un nivel superior. Nunca la felicidad es real, ni mucho menos completa, cuando nos detenemos en el camino de la vida. «La dicha consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar». Así de exacto se manifestaba el teólogo escocés Thomas Chalmer.
Hazte cinco preguntas. Si las respondes de manera afirmativa, te aseguro que vas bien encaminado por la senda de la felicidad, quizás pasajera e incompleta, pero felicidad al fin.
¿Realmente sabes que quieres en la vida? ¿Tienes definido tu camino? ¿Luchas por recorrer ese camino en aras de tus sueños y expectativas? ¿Amas o luchas por amar? ¿Estás dispuesto a cambiar, si es necesario, para hacer realidad tus sueños?
La felicidad no cae del cielo, se lucha por ella.