Feliz año nuevo a todos. Estoy muy emocionado por este nuevo año. Eso se debe a lo que hemos logrado juntos en los últimos años. Hace siete años, nuestros negocios estaban perdiendo 800,000 puestos de trabajo al mes. Pero ahora, durante 69 meses consecutivos, han estado creando trabajos, lo que ha reducido la tasa de desempleo del 10 % al 5 %. Demasiados estadounidenses no tenían seguro de salud, ahora 17 millones más de estadounidenses tienen cobertura, lo que disminuyó por primera vez la tasa de personas sin seguro de salud a menos del 10 %. Éramos adictos al petróleo extranjero, ahora nuestras importaciones de petróleo se han desplomado, la industria de energía limpia está en auge y Estados Unidos es un líder mundial en la lucha en contra del cambio climático. Hace siete años, solo había dos estados en los Estados Unidos con igualdad matrimonial. Ahora hay 50. Todo este progreso se debe a ustedes. Y tenemos mucho más por hacer.
Mi resolución de año nuevo es avanzar nuestros asuntos pendientes lo más que pueda. Uno de nuestros asuntos pendientes es nuestra epidemia de violencia con armas de fuego. Recordamos el tercer aniversario de Newtown. Pienso en mi amiga Gabby Giffords, que desde hace cinco años está en recuperación por el tiroteo de Tucson. Y en todo Estados Unidos, los sobrevivientes de la violencia con armas de fuego y aquellos que han perdido a un hijo, padre o esposa por la violencia con armas de fuego, están forzados a recordar dichos terribles aniversarios cada día. El congreso aún no ha hecho nada para prevenir que lo que le sucedió a algunos no les suceda a otros. Hace tres años, se presentó un proyecto de ley de sentido común bipartidista que hubiera requerido una verificación de antecedentes para casi todos los que compraran un arma. Alrededor del 90 % de los estadounidenses apoyaban esta política. Estaba apoyada por la mayoría de los hogares miembros de la National Rifle Association (NRA, por sus siglas en inglés). Sin embargo los cabilderos de las armas se movilizaron en contra de este proyecto de ley. Y al final, el senado lo bloqueó. Desde entonces, decenas de miles de conciudadanos han sido víctimas de la violencia con armas de fuego. Sabemos que no podemos impedir todos los actos de violencia. ¿Y si tratáramos de detener aunque sea uno? ¿Qué pasaría si el congreso hiciera algo por proteger a nuestros niños de la violencia con armas de fuego?
Hace unos meses, le solicité a mi equipo de la Casa Blanca que estudiaran nuevas acciones que podría tomar para ayudar a reducir la violencia con armas de fuego. Recibo muchas cartas de padres, maestros y niños, dueños de armas, como para no hacer nada. Yo sé que hay varias personas a quienes les importa esto. Si usted es uno de ellos, necesito su ayuda.
Para que haya un cambio, como siempre, tendremos que participar todos. Los cabilderos de las armas son fuertes y están organizados en su defensa, para que cualquiera tenga armas disponibles fácilmente. El resto de nosotros tendremos que ser igual de apasionados y organizados para defender a nuestros niños. Ese es el trabajo de la ciudadanía: levantarse y luchar por el cambio que buscamos. Espero que se unan a mi propósito de hacer que Estados Unidos sea un país más seguro para todos nuestros hijos.
Gracias a todos.