La Casa Blanca informó, a través de un comunicado, que el presidente Joe Biden firmó un decreto que amplía las restricciones a los bancos estadounidenses que negocian la deuda que emite el Gobierno ruso y expulsa a diez diplomáticos por espionaje.
Dicho decreto permitirá también volver sancionar a Rusia, “con consecuencias estratégicas y económicas, si continúa o promueve una escalada de sus acciones desestabilizadoras internacionales.
Se enumera, en primer lugar, “los esfuerzos de Moscú para socavar la conducción de elecciones democráticas libres y justas y las instituciones democráticas en Estados Unidos y en sus aliados”.
Con esto alude a acusaciones de que las agencias de inteligencia rusas organizaron campañas de desinformación durante las campañas electorales de 2016 y 2020, en parte para ayudar a la candidatura de Donald Trump.
Además, la Casa Blanca refirió que las sanciones responden también a «actividades cibernéticas maliciosas contra Estados Unidos y sus aliados», en referencia al pirateo de un programa de la empresa SolarWinds, que permitió entrar en sistemas informáticos del gobierno estadounidense el año pasado.
De igual forma, llamó la atención sobre los «ataques» extraterritoriales de Rusia contra disidentes y periodistas, así como el debilitamiento de la seguridad en países importantes para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Junto con la Unión Europea (UE), Australia, Reino Unido y Canadá, el Departamento del Tesoro sancionó a ocho personas y entidades asociadas con la anexión rusa de Crimea, la península ucraniana donde separatistas respaldados por Moscú y el Ejército libran un conflicto desde 2014.
En Bruselas, la OTAN (Organización de Tratado del Atlántico Norte) manifestó su apoyo y «solidaridad» a las sanciones dictadas por Estados Unidos en respuesta a sus «actividades desestabilizadoras» en particular en Ucrania y Georgia. (Tomado de Continental)