Por Rafael Laveaga Rendón
Cónsul de México en Washington, D.C.
Desde antes de celebrarse las elecciones del 1 de julio en México, se decía que serían históricas, por diversos motivos: serían electos 3,416 cargos de elección popular en todo el país. Esta cifra incluye al Presidente de la República, 500 miembros de la Cámara de Diputados; 128 miembros del Senado; 27 (de 32 congresos locales y 9 gobernadores). Esto, en un padrón formado por 87 millones de electores.
En efecto, tras la jornada del 1 de julio, un impresionante número de electores salió a votar: fue el 62% del padrón, es decir 56 millones de personas ejercieron su derecho al voto. De ellas 98,470 enviaron su voto desde el exterior. Esta última cifra parecería pequeña, pero no lo es, ya que en la elección anterior solamente se recibieron desde fuera de México 40 mil votos. Es decir, en 2018, el voto de los mexicanos en el exterior fue de más del doble que hace 6 años.
Por lo que se refiere a los resultados, hay varias cosas que destacar. Primero, la paridad de género. Según las cifras del Instituto Nacional Electoral, para la Cámara de Diputados fueron elegidas 245 mujeres y 254 hombres. Para el Senado, 49 mujeres y 47 hombres. ¡Una gran noticia!
También fue histórico el porcentaje de apoyo logrado por el candidato triunfador, Andrés Manuel López Obrador. Obtuvo el 53% del voto, cifra que no se había visto en décadas y nunca en este siglo XXI. Este sólido respaldo otorga al candidato triunfador una fuerte legitimidad para llevar a cabo todas sus propuestas. Otro hecho más que debe destacarse fue que, incluso antes de darse a conocer los primeros resultados oficiales de la elección presidencial, los dos candidatos que quedaron en segundo y tercer lugar, salieron a los medios de comunicación a felicitar al triunfador, reconociendo su derrota. Ello, fue un gesto político de gran valor y civilidad política.
Como en otras naciones de América Latina, México avanza hacia el fortalecimiento de su democracia. Por supuesto, como en toda elección –en este caso especialmente a nivel local- hubo divergencias; pero contamos con una sólida estructura institucional de tribunales dedicados exclusivamente a dirimir controversias electorales, tanto a nivel federal como en cada una de las 32 entidades federativas.
En suma, la elección del 1 de julio de 2018 es un motivo de orgullo por el gran ejemplo que nos dio la ciudadanía mexicana, no solo acudiendo a las urnas sino también participando directamente en la organización de esta jornada electoral.