DESDE EL CONSULADO
Juan Carlos Mendoza, Cónsul de México en Washington DC
En mi visita de trabajo a Baltimore del pasado 14 de marzo, tuve oportunidad de conocer al Dr. Alfredo Quiñones en su oficina del Hospital de la Universidad Johns Hopkins. Como Cónsul de México tenía muchos deseos de dialogar con el personaje del que había escuchado maravillas por sus éxitos como neurocirujano. Estoy familiarizado con la importancia y la complejidad de la neurocirugía porque hace algunos años mi esposa fue sometida a una exitosa operación de varias horas en la ciudad de Los Angeles, California.
Mi primera sorpresa en el encuentro con el Dr. Quiñones o Dr. Q, como también se le conoce, fue su calidez y su sencillez que por lo general no se encuentran en un personaje de sus éxitos. Las sorpresas siguieron a lo largo de nuestra plática de poco más de una hora. Además de tener frente a mí a un hombre exitoso, poco a poco fui descubriendo a un hombre orgulloso de su origen mexicano, a un hombre generoso, a un gran ser humano.
El Dr. Q me confirmó que en julio del 2015 realizaría un viaje a Guadalajara, México, para dialogar con médicos mexicanos y aprender de ellos. En realidad lo que hace es algo maravilloso, va a compartir con los mexicanos sus conocimientos, sus investigaciones y a realizar operaciones gratuitas. Se trata de un mexicano que no sólo quiere ayudar a México y a los mexicanos, sino que busca institucionalizar esa ayuda para México y para otros países.
En su equipo de jóvenes colaboradores, todos chicos brillantes, se refleja la diversidad cultural que ha hecho de Estados Unidos la potencia mundial más grande de la historia. El Dr. Q es también un hombre comprometido en preparar a las nuevas generaciones a quienes generosamente transmite sus conocimientos.
Hace unos meses el gobierno de México reconoció la labor del Doctor Q al entregarle el Premio Ohtli. A principios de marzo de 2015, España le entregó el Premio Iberoamericano Cortes de Cadiz, cirugía 2015.
Ese es el Dr. Q, un hombre exitoso, pero sobre todo un gran ser humano. Un orgullo de México. Un hombre de exportación mexicana para Estados Unidos y para el mundo.