La guerra en Afganistán termina con imágenes de caos y con los talibanes recuperando el poder antes incluso de que salgan las últimas tropas de Joe Biden. La contienda termina, pero su pago seguirá por varias generaciones de estadounidenses que pagarán la deuda.
Estados Unidos cierra su guerra más larga, 20 años en Afganistán, con escenas dantescas de desesperación en el aeropuerto de Kabul. El grupo Talibán declararó su vuelta al poder este domingo, un par de semanas antes de que se cumplan la retirada completa de las tropasordenada por el del presidente Joe Biden.
El fulgurante ascenso talibán ha sorprendido incluso a los servicios de inteligencia de Estados Unidos, que sí bien habían previsto este escenario, estimaban que se produciría seis meses después de la salida definitiva de sus soldados.
Este lunes muchos estadounidenses, afganos y ciudadanos de todo el mundo se preguntan para qué todo el coste, humano y material, de esta guerra si, en apariencia, todo vuelve al principio.
El mismo grupo que en 2001 fue desalojado del poder mediante la invasión por su apoyo al grupo terrorista Al Qaeda queda al control del país.
Como consecuencia, se teme que millones de mujeres asistan a la desaparición repentina de los derechos que habían logrado en estos años por la previsible reinstauración de la radical interpretación de la ley islámica que hacen los talibanes.
La guerra de Afganistán ha tenido una supervisión notablemente más ligera del Congreso que la Guerra de Vietnam, con cuyo final se la comparaba este lunes en numerosos titulares de prensa nacionales e internacionales.
Así lo evidencian los datos del estudio de referencia sobre los costes de las guerras de Irak y de Afganistán, Costs of War Project, elaborado por Linda Bilmes con las Universidades de Harvard y Brown.
Como todas las guerras, y más una duración de 20 años, el coste más terrible del conflicto en Afganistán han sido las vidas humanas perdidas.
Hasta abril de 2021, habían muerto en la contienda 2,448 soldados estadounidenses, a los que hay que sumar los 3,846 contratistas que trabajaron para Estados Unidos, según el estudio de referencia «Costs of War project» de las Universidades de Brown y Harvard.
El presidente Joe Biden habló en su discurso del 8 de julio además de 20,722 estadounidenses heridos y miles de soldados que regresaron con «traumas nunca vistos».
En la policía y el ejército afganos, que este domingo perdieron el control del país a manos de los talibanes, murieron 66,000 efectivos, a lo que hay que añadir los 1,114 militares de las fuerzas aliadas de EEUU. Los insurgentes tuvieron 51,191 bajas.
La contienda ha dejado también un reguero de vidas civiles truncadas: 47,245 afganos, 444 trabajadores humanitarios y 72 periodistas.
Cuando anunció la retirada total de las tropas, el presidente Joe Biden dio una cifra balance sobre el coste de la guerra de Afganistán para Estados Unidos: un billón de dólares gastados en «el entrenamiento y equipamiento de centenares de miles de fuerzas de defensa afganas».
Los gastos de la guerra son difíciles de cuantificar, porque no se reducen a armamento, como pudiera pensarse en un primer análisis. Por tanto el monto varía según los elementos que se tengan en cuenta.
El estudio estudio de referencia «Costs of War project» de las Universidades de Brown y Harvard estima que Estados Unidos ha gastado $2.26 billones en la guerra de Afganistán, al incluir tanto las operaciones en ese país como en las de apoyo en el vecino Pakistán.
Esa estimación incluye las partidas ya gastadas para los veteranos de esta guerra pero no las futuras ni los intereses de la deuda con los que se ha financiado la operación.
Estados Unidos ha sido el país que ha asumido la mayor parte del coste de la guerra de Afganistán. Los datos son complejos, porque involucran a varios departamentos y porque se solaparon durante ocho años los conflictos en Afganistán y en Irak (2003-2011). Muchos soldados sirvieron en ambos frentes.
El coste directo de estas dos guerras que Estados Unidos ha financiado con deuda era en 2020 de $2 billones (trillones en inglés). El coste estimado de los intereses en 2050 ascenderá a $6.5 billones, según el estudio de referencia «Costs of War project» de las Universidades de Brown y Harvard.
La estimación además es que EEUU está comprometido a pagar $2 billones de dólares en salud, discapacidad, entierros y otros costes similares a casi 4 millones de veteranos de Irak y Afganistán, según la autora del estudio Linda J. Bilmes. Esos gastos alcanzarán su pico después de 2048.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que más de 5 millones de personas son desplazados internos en Afganistán, una cifra que no deja de aumentar. En lo que va de 2021, ya son más de 359,000 las personas desplazadas por el conflicto.
Afganistán sigue siendo, además, testigo de cifras récord de retornados indocumentados en 2021: más de 680,000 afganos retornaron en los primeros siete meses de este año, de acuerdo con el Equipo de Monitoreo de Fronteras del Directorio de Refugiados y Repatriación (DoRR) de la OIM.
Un retornado indocumentado es una persona que huye de su país buscando refugio en otro sin documentos y lo envían de regreso: son personas extremadamente vulnerables, muchas se endeudaron o gastaron todo lo que tenían para irse.
En las imágenes de caos y terror vividas este lunes en el aeropuerto de Kabul podían verse muchos hombres intentando huir, tratando de subirse por la fuerza a los aviones o persiguiéndolos en su despegue. Pero faltaban ellas: las mujeres y las niñas que quedan a merced de los talibanes.
Con los talibanes fuera del poder y la cooperación internacional, en estos años las afganas pudieron volver a las escuelas y ganar espacios en uno de los países más hostiles para la mujer.
Sin embargo, el fulgurante ascenso talibán ha supuesto un fin abrupto a esos derechos. Mujeres que ejercían como maestras o periodistas ahora están huyendo por miedo a lo que pueda pasarles. Una reportera afgana contó a The Guardian su huida y cómo los insurgentes están forzando a las familias a entregarles a sus hijas como mujeres para los combatientes.
Imagen del aeropuerto de Kabul, afganos aferrándose a un Airbus tratando de huir de Afganistán.
Afganos desesperados por abordar el avión en busca de salvar sus vidas.
Imagen del interior de un avión militar de Estados Unidos despegando del aeropuerto de la Ciudad de Kabul.
La toma de los talibanes ha supuesto fin abrupto a los derechos de Mujeres que ejercían, como maestras o periodistas que ahora están intentando huir por temor a ser torturadas, violadas y asesinadas.
Los talibanes están forzando a las familias a entregarles a sus hijas como mujeres para los combatientes.
Niña afgana separada de sus padres para ser entregada para servir de mujer a los talibanes.
Afganos huyendo en medio del caos y desesperación.
Fuente: UNIVISIÓN