A lo largo de sus vidas, muchas personas acumulan una gran cantidad de conocimiento; saben de literatura, historia, tecnología, recorren varios países, aprenden a hablar varios idiomas, pero pocos asumen el reto de detenerse un momento para profundizar en el conocimiento de la persona más importante: ellos mismos.
En muchas ocasiones, fórmulas de protección tales como la negación, la evasión nos impiden tomar consciencia de quiénes somos y por qué actuamos como lo hacemos. Es, solo aparentemente, más fácil y cómodo alegar que “soy así y así seré para siempre” que reconocer nuestras oportunidades de mejora y trabajar por ellas.
¿Por qué a algunas personas les cuesta tanto estar a solas? ¿Por qué ese afán de evadirnos sistemáticamente? Por lo general, buscamos afuera lo que aún no nos hemos otorgado a lo interno, asegurando un camino de frustración, desgaste y resultados no deseados. Anteriormente hemos hablado acerca del tiempo promedio que la mayoría de las personas le dedican a las redes sociales (según la agencia de marketing digital MediaKix, calcula que una persona pasará 1 año y 8 meses de su vida revisando el timeline de Facebook) sólo para mostrar la apariencia, lo superficial, la imagen del “hacer” en lugar de dedicar ese tiempo a trabajar en el “ser”.
Todos hemos conocido alguna vez a personas que simplemente no pueden estar ni un minuto a solas tal vez por el temor a encontrar algo no deseado, resguardándose en una trampa de apariencia exitosa.
El autoconocimiento implica otras acciones de gentileza hacia nosotros mismos, tales como: observarse, respetarse, estimarse y aceptarse. Necesitamos aprender a querernos y disfrutarnos a nosotros mismos en un ejercicio profundo de introspección. Ese conocimiento propio; supone la madurez de identificar cualidades y defectos para apoyarse en los primeros y corregir los segundos. Se requiere escuchar la voz interior y aceptar que hay muchos elementos que nos agradan y otros que no. No se debe rechazar o minimizar los elementos negativos, sino más bien analizarlos e intentar mejorarlos.
Una vez que nos hacemos conscientes de que somos una caja de Pandora por descubrir, de forma fluida alcanzamos el respeto, la estima y la aceptación. Pero atención, el autoconocimiento no significa convertirnos en condescendientes con nuestro actuar y pensar. Es decir, no significa disculparnos por lo que hacemos atribuyéndoselo a nuestra naturaleza sino que debe ser el combustible que nos impulse para conseguir mejoras sustanciales a aquello que no resuena con nosotros.
Como todo proceso humano, la ruta del autoconocimiento es compleja y nada acelerada. El primer paso implica tomar consciencia y si me has acompañado hasta aquí es porque estás en la senda correcta.
Es por ello que quisiera compartir contigo una excelente noticia, para el año 2018 nuestra gira mundial de conferencias y nuestras 12 masterclass estarán dedicadas a“el negocio de ser tú”. Allí compartiremos útiles recomendaciones para acompañarte en el proceso del autoconocimiento como la clave para una vida plena y próspera.
¡Acepta el desafío, te lo vas a agradecer!