De fácil acceso económico, potente y catastrófico efecto en las personas, es la Xilacina, un sedante animal utilizado como droga en Estados Unidos, que las autoridades acaban de poner en su punto de mira, con la prohibición parcial de su importación.
En opinión del profesor de Práctica Farmacéutica de la Universidad de Connecticut, Michael White, cree correcta la prohibición de la importación, aunque como se ha visto con el fentanilo, que entra ilegalmente a través de la frontera con México, “es increíblemente difícil evitar que los productos lleguen a los compradores dispuestos”.
Aunque aún no hay datos oficiales claros de sus consecuencias letales, esta sustancia se ha encontrado en el 26 % de las muertes por sobredosis de drogas en Pensilvania, el 19 % en Maryland y el 10 % en Connecticut y se toma tanto sola como en combinación con otros productos.
El nombre callejero de la xilacina es «tranq», y el fentanilo cortado con xilacina se llama «tranq dope», según la Agencia Antidroga estadounidense (DEA, en inglés) lleva una década diseminándose por el país.
Una de las consecuencias más visibles de la xilacina, advierte la FDA, son las «heridas graves en la piel, parches de tejido muerto y en descomposición que se infectan fácilmente y, si no se tratan, pueden provocar una amputación».
Estas heridas pueden desarrollarse en áreas del cuerpo alejadas del lugar en el que se suministran con jeringuilla y pueden convertirse en una amenaza para la vida.
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