En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conmemorado el 25 de noviembre de cada año, compartimos estas reflexiones, producto del trabajo consular.
Uno de los delitos que más afectan a la comunidad hispana en Estados Unidos es la violencia doméstica. Cuando visitamos a los agresores en prisión, invariablemente aflora la causa de raíz: el ejemplo que los victimarios vieron en su infancia, con sus propios padres, tíos o abuelos.
Haber vivido en un medio en el que la violencia contra la mujer es vista como “normal”, incentiva estas conductas. La víctima más reciente con la que hablé, había padecido esta pesadilla durante 30 años. “Siempre pensé que los golpes eran normales”, me dijo.
Parte del esfuerzo consular de México consiste en dar asesoría jurídica a las víctimas, para entablar denuncias, tramitar visas U y/o VAWA (en beneficio de ellas y de sus dependientes) y referirlas con expertos en temas de violencia y atención psicológica.
Otro apoyo -importantísimo- es la asistencia económica que brindan organizaciones (y también la red consular) para conseguir un lugar seguro. Recuérdese que una enorme cantidad de víctimas no salen de esa condición porque el victimario es el sustento económico familiar.
En la Sección Consular de la Embajada de Mexico en Washington D.C., se han diseñado letreros en donde explicamos cómo podemos brindarles ayuda, así como el teléfono al cual comunicarse en caso de requerir dicha asistencia: (202) 736-1004. El letrero fue colocado en el baño de mujeres, único espacio donde se garantiza la ausencia del agresor.
De igual manera, hemos difundido ampliamente el “Violentómetro”, diseñado por la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género del Instituto Politécnico Nacional, el cual crea conciencia sobre el problema y nos demuestra que “la violencia también se mide”. Para consultar el “Violentómetro” ingresar a la siguiente liga: https://www.ipn.mx/genero/materialesdeapoyo/v-regla.pdf
A pesar de estos esfuerzos -de gobierno y organizaciones- nada será suficiente si no se ataca el problema de raíz, desde la trinchera de la educación.
Entre las cosas que podemos hacer: 1.-Leer más sobre el problema y crear conciencia; 2.-Saber qué instituciones ofrecen ayuda y tener sus datos a la mano; 3.-Cuando identifiquemos a una víctima, darle el mensaje de que no está sola y ofrecer apoyo.
Nunca es tarde para cambiar las cosas, para construir una mejor sociedad, un mejor país, una mejor humanidad.
Rafael Laveaga
Cónsul de México en la Sección Consular de México en Washington, D.C.