Siguiendo una larga tradición, el Departamento de Justicia enviará equipos de observadores federales a todo Estados Unidos el día de la elección y ordenará al FBI recibir aprobación de alto nivel para investigaciones delicadas que puedan cuestionar la integridad de los comicios.
El 8 de noviembre no sólo se decide el control del Congreso, sino también la legitimidad de las elecciones en Estados Unidos, después de los reclamos del expresidente Donald Trump de fraude en las presidenciales de 2020.
Muchos estadounidenses están cuestionando la credibilidad de las elecciones. Al mismo tiempo, nuevas leyes aprobadas por las legislaturas de estados republicanos, que según los activistas limitan la votación, están siendo litigadas en las cortes por el Departamento de Justicia.
Estados Unidos ha descentralizado el sistema de elecciones y los comicios son administrados a nivel de condados (municipios). Sin embargo, el gobierno federal tiene también un papel. (La Voz de América)