Cuando el presidente Joe Biden concedió el Estatus de Protección Temporal (TPS) a casi medio millón de venezolanos en septiembre, sus críticos argumentaron que se trataba de un incentivo para que otros grupos buscaran un alivio similar.
El presidente hizo lo correcto al otorgar ese alivio porque, en efecto, los venezolanos enfrentaban en su país serios desafíos alimentarios, humanitarios, de seguridad, políticos e incluso ambientales, tal como justificó la Casa Blanca.
A unas semanas de ese anuncio, miles de migrantes procedentes de diversas ciudades de Estados Unidos trajeron un mensaje claro al presidente: si pudo usar una acción administrativa para beneficiar a 472,000 venezolanos, porque no hace lo mismo para beneficiar a millones de indocumentados, muchos de los cuales llevan décadas en Estados Unidos.
Fue un mensaje que trajo a la capital de los Estados Unidos la conocida activista migratoria de origen mexicano Elvira Arellano, como parte de una movilización más amplia de inmigrantes procedentes de ciudades como El Paso, Chicago y Nueva York.
“Venimos a pedirle al presidente Biden que utilice su poder y haga un cambio administrativo para dar libertad condicional a los 11 millones de indocumentados y que puedan tener permiso de trabajo”, me comenta la señora Arellano, quien ahora reside en Chicago.
“La Corte Suprema emitió un fallo donde dice que el presidente es el único que tiene el poder para hacer cambios administrativos, como lo acaba de hacer con medio millón de venezolanos. Eso quiere decir que sí puede hacer un cambio y eso pedimos”, añadió.
Se trata de un escenario similar al que confrontó Barack Obama en 2012. En junio, a unos meses de las elecciones intermedias, aprobó DACA y se congració con millones de latinos. Al final de las elecciones, Obama recibió el 71% del voto hispano y Mitt Romney sólo el 27%. Su acción ha dado un justo alivio temporal a cientos de miles de jóvenes indocumentados.
Once años después, el presidente Biden se encamina a un intento de reelección con serias vulnerabilidades políticas. A un año de los comicios, se encuentra en desventaja frente a Donald Trump en cinco de los seis estados electorales clave en 2024: Arizona, Nevada, Michigan, Pensilvania y Georgia.
Peor aún, Biden sólo es apoyado por el 50% de los electores latinos y ha perdido apoyo entre el crucial electorado afroamericana. Aunque existe suficiente tiempo para revertir la dinámica electoral, especialmente si Trump resulta convicto en alguno de los cuatro procesos criminales en su contra, se trata de signos que deberían preocupar en la Casa Blanca.
En este momento parece improbable que el presidente Biden apruebe un alivio migratorio para más de 11 millones de indocumentados. Pero la realidad es que su estrategia de poner «curitas» para sanar a un paciente en cuidados intensivos como lo es el fenómeno migratorio, no ha funcionado como lo esperaba.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) reportó esta semana un total de 240,988 encuentros de migrantes en la frontera con México durante el mes de octubre. Se trata de una cifra récord.
Es muy probable que los miles de manifestantes que llegaron a Washington regresen a sus lugares de origen con las manos vacías. Pero los millones de migrantes que viven en la semiclandestinidad no se van a ir a ningún lado, como tampoco dejarán de llegar nuevos migrantes.
Si bien es verdad que la migración no siempre figura como una de las principales preocupaciones de los votantes hispanos, un alivio migratorio sin precedentes del presidente a indocumentados podría ser quizá la gran sorpresa del ciclo dentro del 2024.
Por José López Zamorano
Para La Red Hispana
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