Al cabo de semanas de angustia, la realidad se impuso y Joe Biden pasó la estafeta a Kamala Harris. Fue un triunfo de su sentido de responsabilidad histórica: de haberse mantenido en la carrera y perdido frente a Donald Trump, el juicio de la historia habría sido devastador.
Ahora Biden se despide como un digno patriarca. Un político congruente que dedicó más de cinco décadas de su vida a servir al interés público con decencia y honorabilidad.
¿Qué temas van a definir el voto latino en noviembre?
Kamala hereda una misión y un reto: evitar el regreso de Donald Trump al poder, y reunificar a una familia demócrata que había perdido la fe y la esperanza.
En sólo 24 horas la campaña de Harris recaudó 81 millones de dólares de 888,000 donantes y casi 60,000 voluntarios se inscribieron como voluntarios de su campaña. Se trata del principal termómetro para comprobar que el relevo generacional fue una bocanada de aire fresco que resucitó el alma de los demócratas.
Como hija de un padre jamaiquino y de una madre Tamil de India, Kamala vive en carne propia la realidad de las comunidades migrantes.
A sus 59 años, su vida es un testamento del espíritu que anima a todos los expatriados: sacrificio y esfuerzo para darles bienestar y un mejor futuro a los nuestros.
Como abogada, procuradora de justicia de California, senadora y vicepresidenta, ha sido una incansable defensora de los derechos civiles.
Apoya el Dream Act y abre la puerta para la legalización de más de 11 millones de indocumentados.
Uno de sus primeros actos como candidata fue confirmar a Julie Chávez-Rodríguez , nieta del venerable César Chávez, como gerente de su campaña presidencial.
Ha sido una aguerrida protectora de los derechos reproductivos de la mujer y ha impulsado reformas sensibles para regular las armas de fuego.
En su primer mensaje desde los cuarteles centrales de la campaña demócrata en Delaware, Kamala dejó en claro que su experiencia como fiscal general de California le permitirá lidiar con un criminal convicto acusado de abuso sexual y de 34 acusaciones de estafas. “Conozco a los tipos como Donald Trump”, dijo con la mueca de una sonrisa.
Nancy Pelosi la definió como una mujer “brillantemente astuta”. Ese temperamento fuerte le valdrá cuando cruce espadas con Trump el 10 de septiembre en el segundo debate presidencial.
Durante su primer discurso de campaña, Kamala articuló, con una sola pregunta, el predicamento que tienen más de 150 millones de votantes elegibles en 2024.
“¿En qué país queremos vivir? En un país de libertad, compasión y de estado de derecho. ¿O en un país de caos, miedo y odio?” La respuesta a esa interrogante queda en al aire para ser respondida en las urnas con tu voto el martes 5 de noviembre.
Por José López Zamorano
Para La Red Hispana
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