El fin de las restricciones al asilo impuestas durante la pandemia podría enviar una nueva oleada de solicitantes de asilo hacia la ciudad de Nueva York, un lugar que durante mucho tiempo se ha enorgullecido de acoger a las masas que anhelan libertad. Pero mientras los inmigrantes se concentraban en la frontera sur de Estados Unidos, el alcalde Eric Adams advertía que su ciudad no podría dar cabida a la previsible afluencia.
Las autoridades municipales, que esperan recibir autobuses cargados de inmigrantes procedentes de Texas y otros estados fronterizos, han estudiado la posibilidad de alojar a los recién llegados en hangares, un hipódromo, gimnasios o incluso tiendas de campaña en Central Park. Otros podrían acabar en la calle, temen los activistas, a pesar del compromiso de la ciudad, ordenado por un tribunal, de proporcionar a todos los residentes acceso a un lugar donde alojarse.
Otras ciudades de tendencia demócrata, como Chicago y Denver, también han tenido que lidiar con un número creciente de inmigrantes y con cómo proporcionarles alimentos, medicinas y refugio sin una financiación federal significativa.
Fuente: AP
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