Investigadores de la Universidad de Toledo en Ohio, Estados Unidos, comprobaron que los animales utilizados como apoyo emocional pueden hacer un gran aporte para el bienestar de las personas con patologías mentales. Reducen la ansiedad y la depresión, pero además promueven un equilibrio hormonal que mejora el estado de ánimo y aplaca el estrés.
Durante muchos años se ha sostenido que los animales poseen un efecto benéfico sobre la salud mental de las personas que conviven con ellos y que pueden mejorar la calidad de vida en el caso de patologías mentales graves, cuadros de depresión o ansiedad, entre muchas otras enfermedades. De acuerdo a una nota de prensa, el nuevo estudio ha obtenido la primera evidencia empírica de estos beneficios.
Los resultados de la investigación, publicados en la revista Human Animal Interaction Bulletin, muestran una disminución estadísticamente significativa en cuanto a la depresión y la ansiedad entre las personas acompañadas por animales de apoyo emocional, como así también un patrón constante de incremento de la hormona oxitocina, que mejora el estado de ánimo, y de reducción de la hormona cortisol, que regula el estrés.
Vale aclarar que los animales de apoyo emocional se diferencian de aquellos entrenados específicamente para brindar un servicio concreto, como en el caso de los perros lazarillos que funcionan como guías para las personas ciegas o con discapacidad visual. Tampoco son mascotas o animales de compañía, como cualquier perro o gato que pasa a formar parte de un grupo familiar.
Se trata de animales indicados por un profesional de la salud con un motivo terapéutico específico, teniendo en cuenta los efectos positivos que puede tener su convivencia con una persona que sufre alguna clase de enfermedad mental. No están entrenados ni son mascotas convencionales: se integran como soporte emocional en función de las indicaciones de un especialista.
Pero es precisamente como consecuencia de la acumulación de experiencias positivas con relación a las mascotas en general que los profesionales optan cada vez con mayor frecuencia por indicar animales de apoyo emocional, en el marco de todo tipo de tratamientos. La investigación ha logrado sistematizar científicamente y de un modo riguroso estas experiencias.
En el estudio, los investigadores realizaron un seguimiento de un grupo de participantes con distintas patologías mentales, identificados como en riesgo de aislamiento social y con problemas socioeconómicos. Todos ellos recibieron un perro o un gato como animales de apoyo emocional, bajo la indicación de un especialista y en el marco de un tratamiento o terapia.
Los científicos sociales evaluaron en forma regular y durante 12 meses a los participantes para detectar variaciones en diferentes biomarcadores relacionados con el estrés y la capacidad de vinculación social, entre otros patrones. Al mismo tiempo, realizaron encuestas sobre la autopercepción de los voluntarios en cuanto a su nivel de depresión, ansiedad o sentimientos de soledad, antes de la adopción del animal y al finalizar el período de estudio. (Tomado de Tendencias)