Las estrellas de la NFL se plantan contra el césped artificial debido a que 15 de los 30 estadios de la liga tienen esta superficie.
94 segundos duró la temporada de Aaron Rodgers, uno de los mejores ‘quarterbacks’ de siempre luego de que el fichaje estelar de los New York Jets se rompiera el tendón de Aquiles en su estreno en el pasto artificial del MetLife Stadium. Tiene un contrato de 75 millones de dólares y su baja crea una vorágine deportiva y económica.
No hay prueba objetiva de que la superficie del campo fuera la causa de la lesión, pero la imagen de su pie atascado en el césped artificial en el momento de la rotura del tendón de Aquiles disparó un malestar que viene de lejos.
«Los datos demuestran que el césped natural es simplemente más seguro», aseguró la Asociación de Jugadores de la NFL (NFLPA).
El plan es que las sedes del Mundial de fútbol de 2026, que Estados Unidos albergará junto a México y Canadá, tengan césped natural. La gran mayoría de deportistas, tanto futbolistas como jugadores de fútbol americano prefieren esta superficie. El argentino Lionel Messi, la estrella absoluta del Inter Miami, se salió del coro: «No hay problema por la cancha sintética, no tengo problema en adaptarme».
Poco después de que los exámenes certificaran el peor veredicto posible para Rodgers, la NFLPA publicó un duro comunicado pidiendo medidas a corto plazo.
El debate sobre la necesidad de cambiar el césped de los estadios en la MLS se abrió el pasado junio, cuando el Inter Miami anunció el histórico fichaje de Leo Messi.
Hasta este momento, Messi siempre ha jugado en campos de césped natural en Estados Unidos. Su primer partido en césped artificial será este sábado en el campo del Atlanta United.
Fuente e imagen: EFE