Es imposible cuantificar el costo ambiental y económico de la voraz temporada de incendios en California, probablemente la más destructiva de la historia. No solo estamos hablando del número de acres quemados, de casas destruidas, de negocios arruinados, sino también del daño sigiloso y lento de la secuela de enfermedades respiratorias, de sueños rotos, de vidas alteradas para siempre por azares de la naturaleza.
Pero la devastación podría estar siendo mucho peor, de no ser por los esfuerzos incansables de miles de bomberos forestales que ponen su propia integridad física en la raya, con tal de cumplir con una misión por demás encomiable: salvar vidas, proteger propiedades y salvaguardar el medio ambiente, en ese orden.
Estos héroes anónimos parecen invisibles cuando vemos a través de las imágenes de la televisión el avance de las llamas, pero la realidad es que los bomberos forestales trabajan sin cuartel, en turnos de 24 y 36 horas, para evitar la propagación del fuego. Podemos estar seguros de que su valor y sus esfuerzos, han salvado incontables vidas, viviendas, flora y fauna.
Tuve la oportunidad de hablar hace unos días con más de uno de esos héroes anónimos, con motivo de la realización de una campaña de reclutamiento de candidatos hispanos a bomberos forestales. Me conmovió el temple, el carácter y la vocación de servicio de este ejército de valientes, que realiza uno de los trabajos más necesarios que nunca, conforme el calentamiento global está provocando condiciones más secas y calientes.
“Lo que me apasiona a mí de ser bombero es proteger a los bosques… Es un trabajo honorable”, nos dijo Oscar Vargas, quien a pesar de su juventud ha sido bombero forestal durante 20 años y ahora es Jefe de División en Angeles National Forest. “Proteger a los animales, árboles, plantas, casas y gente… es una oportunidad única y especial y es muy gratificante”.
Otra joven mexicano-americana, Julissa González, quien ha trabajado en el reclutamiento de jóvenes mujeres, nos comentaba que el trabajo de bomberos forestales no es para todos. Es verdad, se requiere una combinación muy especial de gusto por el trabajo físico extenuante y una inagotable pasión por servir al prójimo. A cada uno de los aspirantes, Julissa les describe su primer día de trabajo como bombero forestal: “Te duelen los pies, hueles el humo, no puedes respirar, te sientes horrible, no te has bañado … pero te olvidas de todo eso, porque sabes que el trabajo que estás haciendo está ayudando a personas”.
Nos comenta Julissa, quien trabaja para la división de derechos civiles del Servicio Forestal en el Bosque Nacional de los Padres, que cuando los jóvenes latinos y latinas, oyen la descripción del trabajo, lejos de arrepentirse, se emocionan. “Cuando ellos escuchan eso hasta más ganas les dan”.
Después de escuchar a estos valerosos jóvenes latinos y de ver la película Only The Brave, que narra la heroica hazaña de los Granite Mountain Hotshots, los bomberos élite que perdieron la vida en el incendio de Yarnell Hill en 2013, tengo un aprecio mucho mayor por el digno y honroso trabajo de bombero forestal. Todos deberíamos tenerlo.
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