Por José López Zamorano
Para La Red Hispana
La investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la presunta colusión entre miembros del equipo de campaña presidencial de Donald Trump y Rusia, con objeto de interferir en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016, resultó en los primeros encausamientos y en una declaratoria de culpabilidad.
Tanto el exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort, y su socio Rick Gates fueron acusados de 12 cargos criminales, incluidos conspiración contra los Estados Unidos, lavado de dinero, declaraciones falsas y no haberse registrado ante las autoridades como agente de un gobierno extranjero. Ambos se declararon inocentes y permanecerán en arresto domiciliario en tanto procede el juicio en su contra.
Por separado, el ex asesor de asuntos de política exterior de la campaña de Donald Trump, George Papadopoulos, se declaró culpable de mentir a los agentes del FBI sobre la naturaleza y calendario de una reunión clave que sostuvo con un personero ruso en Londres y de quien recibió la oferta de poner a disposición de la campaña republicana miles de correos electrónicos con “mugre” sobre Hillary Clinton.
La Casa Blanca desestimó ambos casos. Sobre el primero, la vocera presidencial Sarah Huckabee sostuvo que las acusaciones cubren un periodo previo a la campaña presidencial. En el caso del segundo, lo caracterizó como un empleado voluntario menor que pudo haber actuado por su cuenta y no se trataron de actos oficiales a nombre de la campaña. En pocas palabras son irrelevantes.
Sin embargo, la declaratoria de culpabilidad de Papadopoulos deja en claro que un grupo de altos miembros de la campaña presidencial no sólo sabían sobre las interacciones entre el asesor y los rusos, sino que recibió elogios. Uno de los altos miembros era el propio Manafort, de acuerdo con medios estadounidenses. Además, empezaron a circular fotografías donde Papadopoulos aparece sentado en la mesa de una reunión presidida por Trump.
Es posible que, como afirma la Casa Blanca, el proceso judicial en el caso de Manafort, Gates y Papadopoulos termine con la exoneración plena del presidente y de su cercano equipo de asesores, aun cuando las agencias de inteligencia de Estados Unidos siguen creyendo que no hay duda de las acciones de Rusia en las elecciones presidenciales estadounidenses.
Pero la investigación de Mueller, así como las averiguaciones que llevan a cabo por su cuenta los comités de inteligencia de la Cámara de Representantes y del Senado, requieren ser completadas para arrojar la mayor luz posible sobre los detalles sobre la injerencia rusa y su eventual impacto en el proceso político.
Y es que los expertos de inteligencia estadounidenses coinciden que los esfuerzos de Rusia por interferir en los procesos políticos de Estados Unidos no son ni nuevos, ni van a terminar con las elecciones pasadas. Las elecciones intermedias del 2018 están a la venta y es importante que los lectores tengan la certidumbre de que los resultados reflejan la voluntad popular, y no la interferencia indebida de poderes foráneos.
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