Cada año se conmemora el Mes de la Herencia Hispana con eventos que exaltan a nuestros talentos, como expresión de los avances que hemos alcanzado los latinos en los Estados Unidos, a pesar de la hostilidad y las adversidades, y gracias a un espíritu de sacrificio que nos define como una comunidad trabajadora, luchadora y esforzada.
El filósofo José Vasconcelos hablaba el siglo pasado de los latinoamericanos como una “raza cósmica”, un grandioso experimento compuesto por individuos de todos los orígenes raciales y étnicos, y fusionados física y espiritualmente hacia un destino común como modelos de universalidad.
Una encuesta realizada por el centro de investigación Pew en 2013 arrojó luz a la manera en que nos vemos en el espejo y lo que primero que salta a la vista es que una mayoría de nosotros no se siente ni hispano ni latino sino mexicano o salvadoreño o argentino o cubano.
Un 54 por ciento de las personas de origen hispano prefieren ser descritas por el gentilicio de su ligar de nacimiento, un 23 por ciento favorecen el uso del término “americano” y sólo el 20 por ciento emplea indistintamente las palabras “hispano” o “latino”.
Pero ante el clima de desprecio que experimenta la comunidad latina en Estados Unidos, es oportuno preguntarse qué significa ser hispano en este momento histórico, cómo identificamos aquello que nos une, a fin de forjar líneas de acción en la consecución de objetivos comunes.
Los hispanos venimos al mundo en todos los colores, sabores y tamaños. Sea nuestra piel color café con leche, oscura o blanca. Somos hispanos por origen y lenguaje, pero somos más mucho más que eso: Nos hermana un lazo profundo de conexión con el valor de la familia, con la convicción de que el trabajo dignifica y el optimismo de que la educación y el esfuerzo personal serán premiados con un futuro mejor.
Por eso a los hispanos no nos define ni la ignorancia ni la xenofobia que se trasmina en la retórica propagandística de los políticos irresponsables, o en las expresiones de odio racista de los supremacistas y de los pseudo nativistas.
Hace casi un cuarto de siglo, la revista Time realizó un singular experimento computacional donde mezcló los rasgos de personas de todas las razas que habitan en los Estados Unidos para explicar la manera en la que los inmigrantes sestan moldeando lo que llamó la primera sociedad multicultural del mundo. El resultado fue el rostro de una joven mujer inconfundiblemente latina.
Por eso no es descabellado sugerir que todos somos hispanos, al menos todos aquellos que compartimos los valores de la tolerancia, de la igualdad, de la honestidad, del sacrificio y del esfuerzo personal en aras del bien de los nuestros, de nuestras comunidades y de la nación. Viva la Herencia Hispana.
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