La decisión del presidente Donald Trump de poner en marcha el inexorable proceso de terminación del Programa de Accióan Diferida para Llegados en la Infancia (DACA) es, desde cualquier punto de vista, miope, inmoral e injustificable. No solos se castiga a 800,000 jóvenes por los “pecados” de los padres, sino que Estados Unidos se dispara en el pie al poner al borde de la deportación a cientos de miles de sus más patrióticos miembros de su sociedad.
Porque los “dreamers” han demostrado con su ejemplo personal que son tan americanos como cualquiera, salvo que no tienen un papel para probarlo legalmente: Poseen los valores del esfuerzo, la dedicación y el sacrificio para contribuir no sólo a su bienestar, sino al de sus comunidades y del país que en muchos casos es el único que conocen.
Aún desde una perspectiva estrictamente económica, es auto-derrotista para los Estados Unidos privarse del capital humano que representan estos cientos de miles que se han formado y estudiado en el país, muchos de los cuales cuentan no sólo con licenciaturas, sino con maestrías y doctorados, y laboran en algunas de las más grandes empresas de Estados Unidos como Apple.
Un estudio del Centro para el Progreso Americano estima que el Producto Interno Bruto de los Estados Unidos se reduciría en más de 400,000 millones de dólares en un lapso de 10 años, por las pérdidas que sufriría la economía estadounidense a raíz de la pérdida de esta mano de obra para sectores claves del país.
Sólo California, el estado más poblado del país y que alberga al más alto número de dreamers, podría perder más de 11,000 millones de dólares.
Por ello tiene razón el ex presidente Barack Obama cuando afirma que la decisión es errática y cruel, pues Estados Unidos se lastima a sí mismo cuando coloca como blanco de sus políticas a quienes deberían ser considerados como ejemplos positivos de entereza, perseverancia y valor.
Tuve oportunidad de hablar con varios “dreamers” mexicanos que llegaron desde varias partes del país a protestar a la Casa Blanca. Es obvio que en muchos de ellos pesaba el sentido de preocupación por el futuro que les depara a ellos y a sus familias, pero también vi en ellos el rasgo de personalidad que los ha hecho exitosos pese a la adversidad.
Todos están optimistas que tienen la razón moral de su lado, que su lucha para lograr una solución permanente, que harán todo lo que tengan que hacer para agitar la conciencia del país y presionar al Congreso a que apruebe un alivio migratorio duradero durante el periodo de espera. Tienen de su lado al público estadounidense, sólo resta que los legisladores, republicanos y demócratas, se pongan a la altura de los dreamers.
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17 de noviembre de 2024
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