Un panel de tres jueces de la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito reconfirmó lo que otros tribunales han dictaminado de manera coincidente: la orden ejecutiva de la Casa Blanca contra seis países de mayoría musulmana es precisamente lo que el presidente Donald Trump dijo que era: una prohibición de viajes, y por lo tanto no pasa la prueba de la legalidad.
“Concluimos que el presidente, al emitir la orden ejecutiva, excedió los parámetros de la autoridad que le delegó el Congreso. La inmigración, aún para el presidente no es un show de una sola persona”, escribieron los tres magistrados a la orden de Trump, quien antes de llegar a la Casa Blanca fue el personaje central del show “El Aprendiz”.
El fallo de los jueces tiene el potencial de sentar precedente, no sólo porque ratifica los límites del ejecutivo para aplicar a su capricho las leyes de migración, sino porque se basó en los mensajes del presidente en Twitter para valorar la intencionalidad de la orden ejecutiva.
Su decisión tuvo lugar de hecho después que el propio portavoz de la Casa Blanca dijo públicamente que los mensajes del presidente en las redes sociales debían ser tomados en cuenta como “declaraciones oficiales del presidente de los Estados Unidos”. Decía mi abuela que en paz descanse: Fíjate bien lo que pidas, porque se te puede cumplir.
Apenas hace unos días, la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes se quejaba que Trump había logrado en pocos meses no sólo enturbiar la imagen de la institución presidencial, sino también lesionar la saludable separación de poderes que idearon los Padres Fundadores.
Es una interpretación lógica, si tomamos en cuenta que su joven presidencia es una de las más impopulares de todos los tiempos y que el propio presidente se ha dedicado a poner en entredicho la credibilidad de los jueces, como lo hizo con el juez de origen mexicano Gonzalo Curiel y de otros magistrados a cargo de revisar sus órdenes ejecutivas migratorias.
Pero estoy convencido que este nuevo fallo de la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede en la liberal ciudad de San Francisco, confirma que la separación de poderes está, como dice la expresión popular, “vivita y coleando”, y eso debe ser motivo de reconocimiento para quienes creemos en la importancia de los pesos y contrapesos que dan equilibrio a la nación.
Los dictámenes de las cortes sobre migración confirman que los presidentes no tienen poderes imperiales, sino que sus decisiones, en especial aquellas que afectan a millones de personas, están acotadas por las leyes y los valores de igualdad y justicia este país. Ojalá esos principios humanitarios prevalezcan en las próximas etapas de este debate crucial para el futuro de la nación.
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