Cuando mi familia llegó a los Estados Unidos hace más de dos décadas, recibimos una lección invaluable de un joven profesor de origen cubano en la escuela primaria de mis dos pequeños hijos en Miami, al darse cuenta que nos comunicábamos con ellos en un inglés rudimentario, para sumergirlos en un idioma que no era su lengua materna:
“Por favor hablen con sus dos pequeños en español en casa para que nunca pierdan nuestro idioma. Por el inglés, no se preocupen, porque lo aprenderán en la escuela”.
Gracias a ese consejo mis hijos crecieron en este país, no sólo en un mundo bicultural sino bilingüe. Aunque surgieron algunas resistencias en el camino, especialmente en la adolescencia, ambos abrazaron sus dos idiomas como un patrimonio digno de orgullo y mi hija escogió al español como una de sus especialidades en la universidad.
Soy testigo de los beneficios del bilingüismo. En el caso de mis hijos, no sólo preservó parte de su identidad, sino que les abrió un vasto mercado laboral y les ha permitido crecer profesionalmente en el apasionante mundo de la tecnología, donde el dominio de más de un idioma es una ventaja competitiva significativa en la economía globalizada.
Investigaciones científicas recientes confirman que el bilingüismo ofrece además beneficios cognoscitivos evidentes, como el mejoramiento de las funciones ejecutivas del cerebro y un blindaje contra el surgimiento de padecimientos como la demencia senil o el Alzheimer. En otras palabras, ser bilingüe te hace no sólo más listo, sino más sano.
Actualmente una de cada cinco personas, es decir alrededor del 20 por ciento de la población residente en Estados Unidos, habla en su casa un idioma distinto del inglés, de acuerdo con la Encuesta Comunitaria Americana (ACS).
Si mi aritmética no falla, más de 60 millones de residentes de Estados Unidos hablan otro idioma en casa. Es un ejército creciente que sólo puede contribuir aún más a enriquecer la experiencia americana.
Es verdad que el inglés no es el idioma oficial de Estados Unidos, pero para los inmigrantes que llegan de países que no son anglo parlante, el aprendizaje del idioma inglés es un requisito clave para integrarse y tener éxito.
Pero no tiene que existir una lucha entre aprender el idioma preponderante en Estados Unidos y atesorar la lengua materna. El bilingüismo es la doble cara de la experiencia americana: una fusión donde coexisten las tradiciones y el deseo de un futuro mejor. Qué mejor manera de salvaguardar y reforzar el tejido social en un nuevo hogar.
Para más información visita la página web www.laredhispana.org
15 de noviembre de 2024
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