POR ISMAEL CALA
@CALA
La naturaleza tiene formas impredecibles y a veces trágicas de recordarnos
nuestra vulnerabilidad. Hace apenas unos días, la riada de San Narciso, una
devastadora DANA (depresión aislada en niveles altos) que comenzó el 29 de
octubre en España, nos mostró el poder implacable de los elementos al causar
desbordamientos, inundaciones relámpago y pérdidas materiales en la región
de Valencia. Las lluvias torrenciales, que alcanzaron casi 500 L/m², dejaron a
su paso una cifra provisional de 217 personas fallecidas y una destrucción que
nos duele profundamente. En estos momentos, las palabras se quedan cortas
para expresar el impacto que este desastre natural ha dejado en la vida de
tantas familias.
Sin embargo, en el dolor de las catástrofes, emerge también un valor que nos
define como seres humanos: la solidaridad. Ante situaciones de esta magnitud,
cuando la tierra y el agua desbordan y nos enfrentamos a la pérdida y la
incertidumbre, surgen gestos de compasión y entrega que nos muestran lo
mejor de nuestra humanidad. La ayuda voluntaria, los rescatistas y los vecinos
que han extendido la mano sin pensar en otra cosa que en aliviar el dolor de
quien lo necesita, son ejemplos vivos de cómo los valores humanos florecen
incluso en las peores crisis.
Los desastres naturales nos enfrentan a una verdad fundamental: somos
pequeños frente a las fuerzas de la naturaleza. No tenemos control sobre las
tormentas, pero sí sobre nuestras respuestas. Nuestra humanidad trasciende
banderas, partidos e ideologías. Las tragedias no discriminan; afectan a todos
sin importar sus creencias, sus antecedentes o sus posiciones. Hoy, más que
nunca, debemos dejar de lado las divisiones políticas y enfocarnos en lo que
somos en esencia: seres humanos.
Cada gota de agua que cayó sin descanso en Valencia y en otras zonas de
España se ha transformado en un desafío para que mostremos nuestra
capacidad de apoyar. Es en la mano tendida, en la mirada que consuela y en
los recursos compartidos donde se revela nuestra verdadera grandeza. Que
este sea el momento para profundizar en nuestra empatía y para activar la
ayuda de manera incondicional. Más allá de las diferencias, es nuestra base
humana la que debe guiarnos.
A veces, cuando la naturaleza nos quita, es cuando más debemos recordar lo
que significa estar juntos en la vida.
www.IsmaelCala.com
Twitter: @cala
Instagram: ismaelcala
Facebook: Ismael Cala