Baltimore, MD. Feb. 16, 2024.
La migración irregular a través de México subió un 77,2 % en 2023, revelan estadísticas del Gobierno mexicano disponibles este viernes, un fenómeno que mantiene a la frontera sur del país en niveles inéditos de saturación.
La Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación (Segob) registró 782.176 “eventos de personas en situación migratoria irregular en México” el año pasado, cerca de 340.000 más que los 441.409 de 2022.
El mayor incremento ocurrió en la migración irregular proveniente de África, que se disparó casi un 797 % hasta los 59.834 migrantes detectados, por encima de los 6.672 de 2022, mientras que la de Asia aumentó más del 342 % hasta las 45.877 personas.
En tanto, la migración irregular de Suramérica se elevó cerca de 117 % hasta las 345.941 personas, con lo que desplazó a Centroamérica como la principal región de origen de los migrantes indocumentados.
La de América Central subió un 17,6 % hasta las 246.371 personas, y la del Caribe avanzó casi 55 % hasta las 80.861.
El principal país de origen de los migrantes irregulares fue Venezuela, con 222.994, una subida de 131,81 % frente a 2023.
Le siguen Honduras (119.402), Guatemala (81.535), Ecuador (70.790) y Haití (45.091).
Una frontera al límite
Las cifras se reportan tras un año con un flujo migratorio “sin precedentes” en México y Centroamérica, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con el arribo de hasta 16.000 migrantes diarios a las fronteras mexicanas en el punto más álgido, de acuerdo con el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
El fenómeno ha impactado en particular a Tapachula, el límite de México con Centroamérica, donde Héctor Martín Méndez, representante del Colectivo de Defensores de Derechos Humanos, afirmó que la ciudad vio una migración récord.
El activista aseveró que la cifra podría ser mayor a la que reporta el Gobierno mexicano, que solo contabiliza migrantes irregulares interceptados.
“Se habla de millones, todo ese flujo de manera irregular”, comentó a EFE.
El defensor de derechos humanos aseguró que los grandes flujos comenzaron desde 2018, pero desde entonces las autoridades mexicanas no ofrecen servicios suficientes para los migrantes, por lo que las organizaciones civiles deben intervenir.
La fundadora del albergue ‘Jesús El Buen Pastor’, Olga Sánchez, contó a EFE que en Tapachula el año pasado el flujo migratorio estuvo tan fuerte, que su albergue tuvo 1.600 personas todos los días.
“Ahorita hemos estado en 800 o 700 (migrantes) en la tarde, sigue más o menos igual, muchos mochileros. Decimos nosotros que vienen solos, que parece que vienen en caravana y por allá por Guatemala y Honduras se van desuniendo y ya vienen solos, (o en grupos) de siete, 20, 30, 40, 50 y 60, pero sí sigue el flujo migratorio muy fuerte”, dijo.
La desesperación de los migrantes
El migrante salvadoreño René Escobar relató a EFE que en el trayecto ha visto la desesperación de los migrantes, en particular de quienes vienen de Suramérica.
“Lo que estamos viendo es bastantes personas de Suramérica, será por las nacionalidades, (por lo que) cada quien vive por su país. Nosotros somos de El Salvador, allá no hay dictadura, tal vez puede florecer la economía, pero si estamos esperando, no comemos”, expresó.
El hondureño Miguel Maldonado ha percibido que muchos migrantes se han animado a hacer el trayecto por la aplicación CBP One que dispuso el Gobierno de Estados Unidos para gestionar citas migratorias.
“Había muchísimos migrantes (el año pasado), la mayoría al llegar a este punto de aquí llegan sin nada, lo único que traen en su mochilita es la fe, seguían adelante cuando aquí (en los albergues), no los recibían”, señaló.
Aunque el Gobierno de México ha prometido atender a quienes quieran quedarse en el país, Maldonado advirtió que “la mayoría no espera por esos documentos, no saben el beneficio grande que tienen, porque para la mayoría su sueño no es México y van de pasada”.
Fuente: EFE
Imagen crédito: Voz de América