El conteo en los censos decenales de Estados Unidos, celebrados cada 10 años, exhiben un natural margen de error, particularmente acentuado en las comunidades afroamericanas e hispanas. En Baltimore y sus áreas adyacentes, la población hispana se presenta como un elemento dinámico, con inmigrantes que, tras establecerse, suelen trasladarse a condados circundantes en busca de mejores oportunidades educativas y menor incidencia delictiva.
Determinar la cifra exacta de hispanos en Baltimore plantea desafíos, a pesar del éxito del Censo 2020 en censar todas las unidades residenciales. La complejidad se intensifica debido a la pandemia y al persistente temor infundado de que la información se comparta con el Servicio de Inmigración. En este contexto, la ineficiencia de funcionarios hispanos en la administración pública local y la falta de colaboración entre organizaciones sin fines de lucro destinadas a los hispanos en el sureste de la ciudad contribuyen a la dificultad para alcanzar cifras aproximadas de manera unilateral.
El crecimiento anual, impulsado por mujeres embarazadas provenientes de centros de detención migratoria en la frontera, se refleja en una población hispana en auge. Estas mujeres reciben servicios integrales en un centro hospitalario del sureste de la ciudad, generando un aumento en la población escolar y cifras hospitalarias relevantes al punto de que para recibir más beneficios salen embarazadas por varios años seguidos.
La ciudad se erige como un oasis para nuevos inmigrantes, reconocida a nivel nacional como un santuario y con flexibilidad para utilizar el Real ID y conducir vehículos. Su eficiente sistema de transporte público, costos de vivienda más bajos que las principales ciudades de la costa este y diversas oportunidades laborales, incluso para aquellos que no hablan inglés, la convierten en un lugar atractivo.
Además, la oferta de alimentos frescos en puntos específicos de la ciudad y recursos como información en español en las bibliotecas públicas refuerzan su atractivo. De manera conservadora, se estima que alrededor de 100,000 personas, entre inmigrantes hispanos e hispanoamericanos, podrían residir en Baltimore. Destaca el cambio demográfico con un considerable número de parejas jóvenes, de 21 a 36 años, con hijos.
Recientemente, el Baltimore Arena fue el escenario de vibrantes eventos, evidenciando la respuesta entusiasta de la población mexicana con un concierto de Carin Leon, seguido por la exitosa presentación del rey de la bachata, Romeo Santos, enriqueciendo la vida cultural de nuestra hermosa ciudad portuaria y dejando clara evidencia de la explosión demográfica un nuestra región.
La imagen captura una actividad de un comité latino en el Parque Patterson del sureste de Baltimore, proyectando un mensaje equívoco y diametralmente opuesto. La combinación de instar al voto evidencia la confusión que este tipo de mensajes genera en la población hispana y adicionalmente usan la palabra «Eschucado» que nadie entiende y muchos se preguntan con cual dinero se imprimen estos inentendibles mensajes.
El malestar derivado de estas perturbaciones se manifiesta, presentando un desafío palpable para lograr un conteo eficiente. No obstante, el asunto adquiere una gravedad mayor al descubrir que dicho comité latino está bajo la supervisión de la South East Development Corporation. Lejos de facilitar, contribuyen a incrementar la confusión y la apatía entre la población hispana.
Este caso constituye un ejemplo claro de las adversidades comunitarias que acontecen en la ciudad de Baltimore, ante la indiferencia de aquellos encargados de velar por el bienestar general.