Las aftas son un tipo de lesiones bucales muy comunes. Un tercio de todas las personas las padecen en algún momento. Son dolorosas, antiestéticas y pueden llegar a interferir con la alimentación y el habla. Se aprecian como protuberancias blancas o llagas rodeadas por una zona enrojecida, que van desde pequeñas hasta grandes, únicas o múltiples en el fondo de la boca, parte interna de los carrillos, encías, labios o lengua. No son contagiosas y se asocian principalmente a problemas del sistema inmunológico, bacterias, virus, estrés, traumas por uso de prótesis mal adaptadas, hábito de morderse el carrillo, lengua o los labios, alergias, tabaquismo, cambios hormonales, deficiencia de hierro, vitaminas y la herencia. Curan espontáneamente después de 7 a 10 días y los brotes recurrentes son comunes. Cualquier llaga bucal que persista durante una semana o más, debe ser examinada por un odontólogo o dentista, para determinar la causa y descartar enfermedades como el cáncer y el HIV. Evite bebidas o alimentos calientes, salados, muy condimentados y los cítricos. Las gárgaras con agua fría salada, diluciones de agua oxigenada y bicarbonato de sodio, ungüentos tópicos de venta libre (Orabase, Blistex, Lidex, Aphthasol), enjuagues bucales de gluconato de clorhexidina (Peridex) y los analgésicos (Paracetamol), proporcionan alivio temporal. Prevenga la aparición de aftas evitando alimentos y bebidas muy calientes, disminuyendo el estrés, masticando lentamente, utilizando un cepillo de dientes de cerdas suaves, visitando a su odontólogo en caso de tener prótesis mal ajustadas o dientes afilados o rotos y tomando ácido fólico o vitamina B12 en caso de recurrencias.
14 de noviembre de 2024
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