Las ciudades estadounidenses que pasan apuros para albergar a miles de migrantes han solicitado asistencia federal y que los republicanos pongan fin a la politiquería en el tema de la inmigración, ya que les preocupa que el previsible aumento en la llegada de personas al país cuando se levanten las restricciones implementadas durante la pandemia causen problemas a sus presupuestos y recursos.
Cuando los cruces fronterizos aumentaron a mediados del año pasado, los gobernadores republicanos de estados fronterizos enviaron a migrantes hacia ciudades gobernadas por demócratas, como Chicago, Nueva York y Denver, con el argumento de que sus propias urbes estaban saturadas. El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, anunció que reanudaría un programa para enviar en autobús a los recién llegados a Chicago y otras ciudades.
Las principales ciudades estadounidenses ya se preparan para la llegada de miles de personas más cuando el 11 de mayo expire una normativa que deniega el asilo con el argumento de impedir la propagación del COVID-19. Pero el incremento ha comenzado más pronto de lo que esperaban las autoridades y temen que el traslado de migrantes desde Texas pueda causarles una mayor saturación.
Fuente: AP
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