Mientras millones de estadounidenses se preparan para votar en las elecciones de medio término que determinarán qué partido controlará ambas cámaras del Congreso durante los próximos dos años, las autoridades federales, estatales y locales se han movilizado para garantizar que el ejercicio democrático sea seguro para todos los participantes.
Los esfuerzos se producen cuando algunos trabajadores electorales denuncian intentos de intimidarlos, incluidas amenazas de muerte, y mientras Estados Unidos continúa lidiando con las secuelas de la insurrección del 6 de enero de 2021 contra la certificación del Congreso de las elecciones presidenciales de 2020.
Las elecciones intermedias del 8 de noviembre constituyen los primeros comicios a nivel nacional desde la contienda presidencial de 2020 en la que el entonces presidente Donald Trump disputó la victoria de Joe Biden, tanto en la sala del tribunal como por otros medios. (La Voz de América)