Brian McBride, leyenda de Estados Unidos, es ahora director general de la selección. Habla con FIFA+ sobre sus preparativos para la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022™ McBride cree que el país ya está formando futbolistas “más completos”.
Estados Unidos edificó su campaña clasificatoria para Catar 2022 apostando por la juventud. El once inicial promedio fue el más joven que haya empleado nunca la selección estadounidense en una competición preliminar de la Copa Mundial de la
FIFA™, ya que 13 de las 14 alineaciones de Gregg Berhalter tenían una media de 24 años o menos, algo que quiso recalcar el propio seleccionador.
“Aun si esta misma selección disputase la competición preliminar de 2026, seguiría siendo más joven que la que no consiguió la clasificación en 2018”, dijo a la prensa en mayo. “Para que se vea la juventud de este plantel”.
Los pupilos de Berhalter terminarían logrando su objetivo, el mismo que se les escapó hace cuatro años a sus predecesores, que tanto los aventajaban en veteranía. Sin embargo, precisamente por ser tan joven, este conjunto compuesto por jugadores veinteañeros o que aún no han alcanzado la veintena llegará a Catar sin apenas experiencia mundialista, casi sin nadie de la última fase final que jugó el país, la de 2014.
No obstante, el propio técnico participó en dos Mundiales como jugador, y el director general, Brian McBride, tiene aún más experiencia, puesto que estuvo en Francia 1998, Corea/Japón 2002 y Alemania 2006. Pese a todo, este último considera que no hay mucho que él y el seleccionador puedan hacer para preparar a la generación del 2022 para lo que le espera.
“Podemos hablarles de lo que aprendimos en esos torneos, claro que lo haremos”, ha declarado a FIFA+. “Pero hasta que no se vive un Mundial, es difícil de explicar. No hay nada que se le parezca”.
“Podemos intentar ayudarles a prepararse, para que tengan una base que les permita comprenderlo y mitigar cualquier preocupación o presión que puedan sentir. Pero la realidad es que tendrán que descubrirlo ellos mismos”.
“Nosotros tenemos que limitarnos a crear un entorno en el que puedan jugar libremente y tener confianza en lo que hacen. Yo lo sé por experiencia: cuando uno puede jugar así, es cuando puede disfrutar de verdad de un Mundial”.
Esa convicción surge de los inolvidables recuerdos de Corea/Japón 2002, que McBride describe a FIFA+ como “la experiencia más especial de mi carrera futbolística”.
“Ese Mundial contribuyó a conformar todo lo que quiero hacer”, añade el exdelantero, deshaciéndose en elogios hacia el planteamiento del entonces seleccionador, Bruce Arena. “Gregg [Berhalter] también estaba en aquel grupo de 2002 y los dos vemos las cosas de forma muy parecida. Él también opina que los jugadores deben sentirse parte de una familia”.
Y si bien habrá valiosas lecciones de 2002 que puedan influir en los planes de Estados Unidos para 2022, McBride es consciente de las diferencias entre ambas pruebas. El calendario de la cita de Catar, por ejemplo, plantea un nuevo e interesante reto a los responsables de garantizar que los jugadores rindan a su máximo nivel.
“Sí que es interesante. En los mundiales estivales siempre ha habido un periodo de preparación bastante largo para concentrar a la selección y disputar un par de partidos, y esta vez no”, reconoce McBride. “Por eso fueron tan importantes los amistosos de junio contra Uruguay y Marruecos [empate a 0-0 y victoria por 3-0, respectivamente], y por eso los que nos esperan en la pausa
de septiembre [ante Japón y Arabia Saudí] serán más importantes si cabe”.
“Lo bueno es que Gregg y su cuerpo técnico han hecho un trabajo estupendo para ayudar a los jugadores a entender sus funciones y ver dónde podríamos adaptar o cambiar nuestro estilo y el esquema en determinadas situaciones. Así que hay una buena base y, aunque nos gustaría tener más tiempo antes del primer partido en Catar, sé que el cuerpo técnico va a llegar con el equipo bien preparado”.