A casi dos años del azote del poderoso y destructivo huracán María, que dejó un saldo de más de 5,700 muertos antes y después del paso de la tormenta en Puerto Rico, República Dominicana y las Islas Vírgenes estadounidenses, el igualmente intenso huracán Dorian obliga a preguntar si los Estados Unidos aprendieron la lección de esa tragedia anunciada.
Aunque al impacto catastrófico de María -el huracán más letal desde Mitch en 1998– se le puede atribuir una parte del inusualmente alto número de fatalidades, especialmente en Puerto Rico, está documentado que muchas muertes fueron resultado de un insuficiente acceso a atención médica apropiada, una situación complicada por la falta de energía eléctrica durante semanas.
Aunque supuestamente la Administración Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) ha buscado subsanar esas deficiencia a través del fortalecimiento del sistema de la salud de la isla, empezando por la necesidad de contar con generadores de electricidad en hospitales y clínicas, llama la atención la polémica decisión de la administración Trump de desviar 155 millones de dólares del presupuesto del Fondo de Desastres de FEMA para la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE).
Medios estadounidenses documentaron que el Departamento de Seguridad Interna (DHS) notificó al Congreso estadounidense en julio pasado que los fondos de desastre de FEMA serían canalizados a financiar el pago de jueces para realizar audiencias migratorias para los casos de solicitantes de asilo. Aunque no son inusuales las transferencias internas de recursos en agencias federales, es motivo de preocupación que se haya hecho en medio de la temporada de huracanes.
El presidente del Comité de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes, el demócrata Bennie Thompson inicio gestiones para que se restablezcan los fondos al fondo de desastres, tomando en cuenta que la temporada de huracanes terminará hasta el 30 de noviembre.
Es verdad que se trata de sólo una parte de los 25,000 millones de dólares del fondo total de recursos de FEMA y que las autoridades aseguran que de ninguna maneras serán afectadas sus responsabilidades centrales, pero la imprevisibilidad de la temporada de huracanes pone en duda la conveniencia de erosionar los recursos de FEMA.
Que los reportes de la desviación de recursos de emergencia se dieran a conocer en medio del azote del huracán Dorian arreciaron el fuego de la controversia. Aún cuando el huracán no golpeó de frente a la costa este de los Estados Unidos, pasó peligrosamente cerca de Puerto Rico y causó una devastación sin precedentes en Bahamas.
FEMA ha avanzado en construir un sistema digital que facilita encontrar albergues, informar de suministros de emergencia y de alertas de emergencia, es una lástima que cualquier progreso haya quedado opacado por la impresión de que la política de emergencias fue hecha rehén de la política migratoria.
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Por José López Zamorano
Para La Red Hispana